Por María Cristina Gallo.
El 30 de septiembre de 1976, María
Susana Lebed, de 24 años, fue secuestrada del domicilio de sus padres en
City Bell, partido de La Plata, junto a tres amigas. Su familia estaba formada
por su padre Nemi Aníbal Lebed, su madre Nélida Jaúregui (Nelly) y su hermana
menor Fátima Anahí Lebed.
María Susana Lebed en la esquina de 9
y 51 de La Plata
(Foto familia Lebed)
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Para conocer sobre Susana, visito su hogar de Bahía Blanca. Nélly y
Fátima me reciben cálidamente. Ya sentadas a la
mesa les digo que mi intención con esta entrevista es hacer un homenaje a
Susana y a la familia. Dinfundir, para que sepan todos “los Videlas” que fracasaron, que
hay cosas que no mueren aunque las maten.
-Fátima: “Pueden matar todas las
flores pero no detendrán la primavera”.
Le pido a Nelly qué me cuente
¿Qué pasó ese 30 de septiembre?
-Nelly:
Ese día había venido Susana con dos de las amigas que vivían juntas en
el departamento de La Plata. Vinieron porque era el cumpleaños de un vecino y
las habían invitado a comer pizza. Eran cuatro chicas bahienses. La otra se
quedó en el departamento.
- ¿Entonces en la casa de City Bell estaban los cuatro de la
familia más dos chicas? ¿Seis personas?
-Nelly:
Sí. Esa noche como a las cinco de la mañana estábamos todos durmiendo y nos
despertaron golpes y estruendos. Aníbal se levantó. Habían roto la puerta.
Entró un grupo de personas con armas y algunos con la cara cubierta, lo ponen
contra la pared, diciendo que son de la policía. Le pusieron la ametralladora
en la cabeza y se querían llevar a las chicas, incluso a Fátima que tenía 12
años. Tomaron una sábana para taparles las cabezas y amordazarlas y se las
llevaron. Yo quise salir a detenerlos pero me dijeron que si lo hacía nos iban
a matar a todos. Diez días más tarde liberaron a las tres chicas pero no a
Susana.
-Además de Susana ¿Se llevaron dos
chicas y liberan tres? ¿Cómo es eso?
-Fátima:
No. De mi casa en City Bell se llevaron, además de Susana, a dos. Pero
antes habían ido al departamento de La Plata y secuestraron a la otra chica y
con ella vinieron a mi casa.
Me dirijo a Nelly y le digo:
Quiero que me cuente dónde nació Susana, cómo era en la escuela y las cosas
lindas que recuerde de ella.
-Nelly: Susana nació en el
Hospital Español de Bahía Blanca, cerca del domicilio que teníamos por
entonces. Fue al Colegio nº 6 en la Primario y al Nacional en el
Secundario, todo en Bahía Blanca. Fue abanderada en los dos niveles, mejor
promedio y también fue elegida “Mejor compañera. Era muy buena, muy buena.
Invitaba a amigas a casa a merendar con las cosas que les cocinaba. Desde los 8
años dijo que quería ser médica. Cuando tenía 12 años intervino en un concurso,
de ciento y pico, quedaron ella y otra de finalistas, las llevaron a Buenos
Aires y ganó una muñeca grande y chocolates (me muestran la muñeca y una
foto). Este vestido se lo hice yo.
-¿Susana era una chica tranquila o
inquieta?
-Nelly: Era una
chica tranquila pero muy pensante. Esos dos cuadros- señalando dos
que colgaban en el comedor diario- los pintó ella sola a los doce años, sin
ayuda de nadie, sin estudiar pintura ni dibujo. También estudió en la Alianza
Francesa; yo la llevaba hasta allí, luego me iba a dar una vuelta y cuando finalizaba
la iba a buscar. Vivimos un corto período en Pedro Luro, pero luego volvimos a
Bahía cuando ella tenía 3 años.
-¿Qué diferencia de edad había entre
Susana y Fátima?
-Nelly: Susana era doce años
mayor.
-¿Cómo reaccionó Susana cuando se
enteró que Ud. estaba embarazada? ¿Ella quería un hermano?
-Nelly:
Sí. Y quería nena. Las dos nacieron en el Español y con la misma partera.
-¿Y Susana qué hacía? ¿Cambiaba
pañales?
-Nelly:
Sí le cambiaba los pañales y la bañaba. ¡Locura tenía con su hermana! “Esta
es mi nena”, decía.
-Fátima:
Cuando estaba en la secundaria, venían a casa sus compañeras a hacer los
deberes y yo siempre en el medio. Entonces me enseñaban a leer y escribir, así
que entré a la escuela ya sabiéndolo y sumando y restando. Para una Navidad me trajo
de regalo en una caja, de La Plata dos conejos vivos, porque sabía que yo amaba
los conejos.
-Nelly: Venían seis o siete
chicos, tenía una mesa grande. Yo era feliz con que vinieran a casa y no que
Susana se fuera a otro lado.
-¿Cuándo se va a estudiar
medicina a La Plata?
-Nelly:
Ni bien terminó el Secundario se fue. Aprobó el ingreso y entró directamente
sin hacer el curso de un año. Nos extrañábamos mucho. ¡Oh!, si habremos
llorado las dos, ella allá y yo acá. Siempre pegada a nosotros. Todas las
semanas iba una encomienda.
-Fátima: Susana estuvo siempre
fascinada por su carrera.
-Nelly:
Sí, le gustaba de alma.
-Cuando Susana se va a estudiar a La Plata ¿ustedes se quedan
en Bahía?
-Nelly:
Claro, nos quedamos acá. Nosotros nos fuimos a vivir a City Bell en
julio del 74.
-Cuando ustedes se van a vivir a
City Bell ¿Susana no estaba recibida?
-Fátima: No. Se recibió el
1º de julio de 1976, siempre llevó la carrera de acuerdo al plan de estudios. (ambas
exhiben el título de médica, debidamente enmarcado y colgado en el living de la
casa).
-Nelly:
Por eso estábamos felices de estar ahí.
-¿Susana se va a vivir a City Bell
con ustedes?
-Nelly: No. Ella seguía
viviendo en el departamento de La Plata con las tres amigas; tenía que ir a la
Facultad. Ahora sí, los sábados las tenía a todas en casa, cuatro o cinco, las
que estuvieran. Porque casi todas eran de afuera. Entonces yo estaba ahí:
presente. Venían a estudiar a casa, tenía un quincho grande con un parque. Y yo
a cada rato les llevaba algo. Todas felices de estar en casa.
-Fátima:
City Bell queda a 20 km, más o menos, de La Plata. De Bahía fueron a la
Facultad un grupo. Ella era la única mujer y ocho varones que la defendían y
cuidaban, la acompañaban a todos lados. Al principio fue a un pensionado. Luego
vivía con estas tres chicas que secuestraron junto a ella, todas de Bahía.
-¿O sea que estaba recién recibida
cuando se la llevaron?
-Fátima: Cuando fue secuestrada
estaba haciendo la residencia en obstetricia y ginecología en el Hospital de
Florencio Varela. El año pasado, en ese hospital, descubrieron, una placa por
mi hermana y dos enfermeras que habían desaparecido.
-Nelly: En ese Hospital, mientras
hacía la residencia, Susana tuvo una “agarrada” muy grande con el Jefe de
Residentes. Ella nos contó que lo increpó porque se murió una paciente por su
falta de atención, entonces ella y otros compañeros le dijo que lo iba a
denunciar ante el Director, porque ésta era una conducta frecuente del médico.
Y este médico les dijo, si me denuncian yo los voy a denunciar por
guerrilleros.
- ¿Eso se los contó Susana?
-Nelly: Sí, eran diez
residentes y renunciaron todos después.
-¿Cuándo renunciaron todos?
¿Después del incidente o cuando se llevaron a Susana?
-Nelly:
No, luego del incidente. Gente del hospital contó que el médico dijo “esta
pendeja casi me cuesta el puesto”.
Fátima: De esa Guardia
desaparecieron varios chicos.
-¿Nelly, Ud. es católica?
-Nelly:
Sí.
-Después que pasó todo ¿Cómo fue su relación con la Iglesia?
-Nelly: Me renegué. Entonces un día un cura me llamó, buenísimo
era, y yo le dije: ¿Por qué no salieron con la Cruz? Porque los hubieran
parado, porque sería a lo único que le tendrían miedo. Hubo varios curas
desaparecidos. El padre Perez, era conocido de Aníbal y trató de verlo pero
estaba muy viejito.
-Todo el tema de los trámites y las presentaciones en la
búsqueda de Susana, ¿Quién los hizo? ¿Aníbal?
-Nelly:
Sí. Viajaba todos los días a Buenos Aires. Se iba a las 6 de la mañana y
volvía a las 10 de la noche. No comía, nada.
-¿Cuál fue la última noticia que
tuvieron de Susana?
Nelly: Nos decían que estaba
bien. Sí, cada tanto decían que estaba bien, pero nadie te decía nada concreto.
-Fátima:
En el testimonio de mi Papá, en el Juicio a las Juntas cuenta que, antes de las
elecciones del 83, la última vez que va al Ministerio del Interior a fines del
82, ya no lo querían ni atender más. Y se aproximó una mujer y le dijo: Su hija
está viva. Acá está la lista de desaparecidos vivos y la de desaparecidos
muertos. Y ahí estaba. Entonces siempre nos aferramos a la idea de que la
tienen y la van a “blanquear”.
-¿Esa persona era del público o
empleada del Ministerio?
-Fátima:
Era una empleada del Ministerio. Pero no sabíamos el nombre, porque
nunca se identificaban. En la lista que le mostró estaba mi hermana y un chico
de apellido Uzagasti.
-Nelly:
Con el padre de este chico Uzagasti, Aníbal se encontró de casualidad,
ambos buscando a sus hijos y de ahí empezaron juntos.
- Ud., Nelly ¿Participó de estos trámites, ¿Se quedó en
su casa?
Nelly: No. Yo no fui a ningún
lado, me quedé en casa. No servía para nada, la verdad. Me gasté la vista
mirando por la ventana para ver si la vía aparecer.
-Fátima: Además cada fecha
determinada, cada cumpleaños, cada Navidad. Decían: sí, aparecen, largan gente.
Era la ilusión.
-Decime Fátima ¿Cómo notaste el cambio de clima en tu casa?
¿Cómo cambió la casa luego de ésto?
-Fátima:
Y era una sobreprotección y una obsesión hacia mía tremenda. Yo estaba
en plena adolescencia así que tenía un choque continuo. Ahora a la distancia lo
comprendo. Era el terror si yo llegaba 10 minutos más tarde de lo
previsto. La verdad que Mamá ha tenido siempre una fortaleza impresionante.
Esperándome en las paradas de colectivo, en una época en que no había celulares
y nosotros no teníamos teléfono fijo. Además todos los proyectos eran en
función de cuando Susana apareciera.
-¿Ustedes en qué época vuelven a
Bahía?
-Nelly:
En marzo del 88.
-Fátima: Luego de que me
recibiera de abogada.
-Aún después de las elecciones del
83 que ganó Alfonsín, ¿ustedes seguían esperando?
-Fátima:
Antes de la apertura de los archivos, como se iban democratizando todos
los países limítrofes que tenían Dictaduras y decían que había
intercambios de desaparecidos, decíamos: van a soltar a la gente y va a
aparecer. Teníamos la ilusión ésa.
-¿Pensaban que la habían trasladado
a otro lugar?
-Fátima:
Exacto. Primero esa ilusión. Pasó el tiempo y no. Después, esperando los
archivos y no.
-¿Ustedes piensan
que hay archivos?
-Fátima:
Yo pienso que sí. Puede ser que estén muy escondidos dentro de
algún organismo y que no los han encontrado. No se arrepienten ni siquiera para
decir dónde está la gente. Entonces es una tortura permanente.
-Al final ¿Qué idea tienen? ¿Fue la Policía o fue el
Ejército?
-Fátima:
No. Fue la Policía.
-¿Porqué lo decís? ¿Por lo que
testimonió tu Papá en el Juicio?
-Fátima:
Sí además, por los que entraron a mi casa. Mi Papá les dijo:”Esto es un
atropello, ¿quiénes son?” y dijeron ser policías. Además, después las llevan al
Pozo de Arana, que era un campo de concentración clandestino de la policía. Lo demás, todo
eran rumores.
-O sea ¿El rastro concreto se pierde cuando las llevan a ese
lugar o después la trasladan a otro?
-Fátima:
No. Estuvo en el Pozo de Arana. Figura en el libro de la CONADEP, pero no
hay ningún testimonio de gente fuera del de las tres chicas que secuestraron
junto a Susana. Hice trámites en La Plata, pero nadie aportó algo.
-Las tres chicas que secuestraron
junto a Susana, ¿Siempre estuvieron en ese lugar? ¿Cuánto tiempo?
-Fátima:
Siempre estuvieron en ese lugar, no las trasladaron. Estuvieron desde
el 30 de septiembre en que desaparecieron hasta el 10 de octubre de ese año.
Ellas estaban las tres juntas en una celda junto con otra gente. A Susana la
separaron de entrada. La metodología tan siniestra que hicieron de la
desaparición de la gente, porque a vos, al no darte el cuerpo es como que
siempre está la ilusión de que está vivo, que aparezca.
-Nelly:
Yo me aferraba a cualquier cosa. Si me decían que vaya a ver a un adivino, iba
a ver a un adivino. Fui a ver a uno y me dijo que estaba bien. Como sabía que
era médica, me decía: “Está atendiendo gente, por eso no la sueltan, porque la
necesitan”.
-¿Ella era la única médica del
grupo?
-Nelly:
Del grupo, sí. De las otras, una estaba estudiando medicina, otra psicología
y otra era psicóloga.
-Fátima:
En la esquina 9 y 51 de La Plata, está la foto de Susana junto al cartel de las
calles, a la vuelta de los Tribunales Federales, cerca del Teatro Argentino. La
Municipalidad de La Plata pone baldosones frente a las casas donde vivían
desaparecidos.
-Y a Ud. Nelly ¿Qué le gustaría decir que tiene guardado o
que quiere que la gente sepa, además de la historia en sí?
-Nelly: ¿Qué querría? Y… que es la injusticia más grande…
más conociendo a mi hija como la conocía.
-Fátima:
Tenían todos los medios. Pero fue lo peor.
-Nelly: La verdad es que nos… nos
arrancaron las entrañas. A partir de entonces ya uno perdió… hasta las
ganas de vivir, decí que yo, gracias a Dios, la tenía a Fátima. Cuando yo me
sentí fuerte, porque yo veía que Aníbal se venía abajo, en un mes había
adelgazado 17 kg., ahí me pregunté ¿y esta hija?
-Fátima:
El dolor era tan grande y la impotencia de no poder hacer nada. Mi Papá no se
perdonaba haber permitido que se las hayan llevado. ¿No sabés cómo estaba?
Tengo la imagen de mi Papá en calzoncillos y los tipos apuntándole. Pero nos
hubieran matado a todos y luego hubieran dicho que era un enfrentamiento. A mí
me querían llevar, yo tenía 12 años, mi Mamá y mi hermana les decían que yo era
una nena.
-Nelly:
Además traían granadas. A un profesor del barrio lo andaban buscando y como no
lo encontraron, pusieron una bomba en la casa.
-Fátima:
En City Bell era tremendo. Cómo se escuchaba en la noche. Cuando secuestraron a
Susana mucha gente se alejó pero también hubo gente que iba a mi casa todos los
fines de semana. El primer tiempo yo no podría dormir allí. El vecino de al
lado, Sr. Catini, fue recontra-solidario y, junto a su familia, nos hicieron un lugar para
que nosotros durmiéramos.
-Vos ¿Qué pensás? la gente que les dio la espalda ¿Porqué lo
hizo?
-Fátima: Unos por miedo, otros
pensarían “en algo andarían”.
-¿Qué cosas quedaron de Susana en el
departamento?
-Nelly:
De lo poco que dejaron, porque robaron todo lo que pudieron. Yo nunca
más volví pero fue Aníbal, habían revuelto todo y se llevaron todo. Las chicas
tampoco volvieron a vivir allí.
-Fátima:
En el departamento quedó su diario personal, no sé hasta qué año lo escribió.
Mirá, con los años que pasaron nunca lo leí y lo tenemos guardado, pero jamás lo
leyó nadie. En casa siempre se respetó el derecho a la privacidad, aún cuando
alguna carta me llegaba de chica, no me la abrían, me la daban cerrada.
-Nelly: Han dicho tantas cosas.
Decían que en el cementerio de La Plata hacían excavaciones, tiraban toda la
gente allí y luego ponían cemento arriba. Otros los tiraban en el mar. Hay
muchísima gente que no sabía. Fátima hacía muy bien cuando les pasaba la
película a sus alumnos de secundario para que sepan.
-Y Ud. Nelly ¿Qué pensaba durante todo ese tiempo? ¿Qué
estaba presa?
- Nelly:
Y sí. Todo el mundo te decía, por ahí la llevaron a otro país. Como era
médica. Al no tener noticias ¿a qué te vas aferrar? A que estaba viva. Yo te
digo sinceramente hasta que me vine a Bahía en el 88 tenía esperanza de verla
aparecer. Y le decía a Aníbal ¿y si aparece y no nos encuentra? Y él me decía,
están los vecinos.
-Fátima: Cuando yo empecé a
estudiar Derecho y nos llevaban a hacer visitas a las cárceles de mujeres, era
mirarlas una por una no fuera la cosa de que por la tortura hubiera quedado
perdida. También en los neuropsiquiátricos.
Nelly y Aníbal, padres de Susana
(Foto familia Lebed)
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Aunque Aníbal falleció, nos queda su
amplio testimonio prestado ante el Tribunal que juzgó a las Juntas, durante el
gobierno de presidente Raúl Alfonsín, a escasos dos años de terminada la
Dictadura. El mismo fue recogido en “El Diario del Juicio” (Año 1, nº
31, del 24/12/1985, Editorial Perfil, páginas 566 y 568). Allí, Aníbal detalla
los innumerables trámites que realizó, notas, Habeas Corpus, peregrinajes por
el Ministerio del Interior, tratando de contactar a alguien que le informara de
Susana. Pero de su testimonio, que leí, resalto dos partes. La primera
cuando cuenta que esa madrugada, cuando se fueron, luego de contener con Fátima a Nelly que
quería salir a buscar a las chicas, en la casa dice Aníbal, abrazados los tres, “rezamos el Padre
Nuestro pidiendo la protección de todos y especialmente para las chicas”. Me
imagino la escena y veo el desamparo de esa familia. La segunda, se refiere
al relato que una de las chicas, luego de ser liberada le contó a Aníbal y que
él testimonió en el juicio. Le dijo que, aunque vendadas, pusieron atención por dónde las llevaban “suponen
por un camino de tierra, hacen una parada, cruzan un paso a nivel y llegan a su
destino; yo después con el tiempo recorro el mismo trayecto y me entero que
fueron llevadas por la Diagonal 74, que era un empedrado bastante maltrecho.
Paran en la Comisaría 5º de La Plata y de ahí cuando están en esa parada unos
de los integrantes…dice:… hay un vejo que está regando, todos los días riega el
jardín…”, pasan un paso a nivel y comenta uno de los choferes “Casi me trago el
tren la otra vez”. Llegan a destino y sienten que están en el campo, por la
humedad y porque el sol les da de lleno –serían la siete de la mañana más o
menos- y sienten un olor característico…”. Investigando, Aníbal
encontró el lugar. Hizo el recorrido: el camino maltrecho era la Diagonal 74
que era un empedrado; observó que al lado de la Comisaría 5º había un señor que regaba
todas las mañanas a esa hora; luego encontró el paso a nivel que bordea el
cementerio y va a Arana. Al Destacamento Policial de Arana. Descubrió, además,
que a las 7 de la mañana el sol está de frente y que el olor característico
que sintieron las chicas eran los hornos de ladrillos que están vecinos. En soledad,
paso por paso, reconstruyendo el camino transitado por las chicas, Aníbal había
investigado y llegado al Pozo de Arana. (www.abuelas.org.ar/maternidades/arana/ubicacion.htm).
Fotos de Susana. Su muñeca ganada en
el concurso. Su diario personal. Su título de médica. Los cuadros que pintó. Me
fui de la casa con la sensación de que Susana estaba allí; en las calles de La
Plata; en el Hospital de Florencio Varela; en el recuerdo de su familia, de sus
amigos, de sus compañeros de estudio, de sus vecinos. Me fui con esa sensación
y con la certeza de que, pese a todo, no pudieron matarla.
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El 24 de marzo de 1976, se
produjo en Argentina un nuevo Golpe de Estado que dio inicio a 2.818 días de
Dictadura. Este fue un Golpe de Estado distinto, se utilizó un nuevo recurso:
la desaparición de personas para algunas, fueran argentinas o extranjeras;
el cambio de identidad para otras, especialmente bebés y 340 centros
clandestinos de detención, tortura y exterminio. El saldo fueron 30 mil
personas desaparecidas, 500 niños apropiados y un plan económico que
comenzó a principios de 1977 y terminó con alta inflación, baja del consumo y
una deuda externa argentina quintuplicada. Estos son los números del horror. A
través de testimonios de ex presos políticos que lograron salvar sus vidas, de
exiliados y familiares y amigos se pudo reconstruir la historia.